A sus 19 años Kylian Mbappé es ya una pequeña empresa, una Sociedad Anónima (S.A.) dirigida por sus padres, un negocio familiar al que pocos tienen acceso que gestiona la imagen y los contratos del jugador más prometedor del panorama futbolístico.
Donde otros jugadores se rodean de un ejército de asesores, agentes y asistentes, Mbappé ha creado una estructura diminuta, formada por sus padres y una abogada parisiense especializada en el deporte. Nadie más entra en el corazón del negoció del atacante del París Saint-Germain (PSG.
Resultado, su imagen está dosificada al máximo, medida al milímetro, reflexionada al detalle. El negocio Mbappé no está pensado para obtener un alto rendimiento en poco tiempo, está programado para hacer durar al máximo la gallina de los huevos de oro, con una fe ciega en el porvenir de la estrella.
Acostumbrado ya a romper récords de precocidad, el campeón del mundo mastica con paciencia los bocados que deben conducirle a la gloria. Sus galopadas de gacela sobre el césped contrastan con la parsimonia que su entorno impone a su carrera. Lejos de la sobre-exposición mediática de otros jugadores.
Mbappé es una “start-up” familiar. Su padre, Wilfried, de origen camerunés, que durante años fue responsable de deportes de Bondy, la ciudad dormitorio del cinturón obrero del noreste de París donde nació y creció el futbolista, se ocupa de la parte futbolística. Él le acompañó a Mónaco con 15 años y, aseguran, fue quien le aconsejó firmar en 2017 por el PSG -por 180 millones de euros- y desoír los cantos de sirena que venían del Real Madrid.
Su madre, Fayza, de origen cabil, exjugadora de balonmano, lleva los negocios junto a la abogada Delphine Verheyden. También vigila de cerca que el delantero mantenga la imagen de joven reposado, modesto, sensato y calmado que ha construido desde que hace dos temporadas saltó a la fama.
Entre los tres llevan un negocio multimillonario y una imagen de éxito. Un futuro prometedor por poco que, como hasta ahora, el jugador siga destapando el tarro de sus esencias futbolísticas.
El mejor ejemplo es el reciente contrato firmado con un relojero suizo para convertirle en la imagen de una marca que hasta ahora tenía Usain Bolt.
Verheyden estudió los beneficios que Mbappé podía obtener del contrato más allá del millón de euros anuales que se embolsará como mínimo, de acuerdo con los medios.
Es el segundo gran acuerdo de ese tipo que firma el joven futbolista. Hasta ahora, solo una marca de ropa deportiva había logrado convencerle de usar su imagen a cambio de más de 2 millones de euros. La misma que le viste desde que tenía 8 años.
Allí donde otros rastrean el mercado en busca de contratos, la marca Mbappé rechaza propuestas. Hasta 200 llamadas recibió su abogada tras la victoria de Francia en el Mundial. Pero, según ha reconocido al diario “Le Figaro”, “la idea no es ganar mucho dinero” sino asociarse a marcas que le den “una imagen positiva”.
El dinero no falta en la empresa. El PSG le paga un salario de 17,5 millones de euros anuales. En paralelo, la familia trabaja en pequeñas operaciones como la venta de gorras con las iniciales del jugador “KM”, vendidas directamente por internet a 35 euros la unidad. En dos meses, llevan ya 2.000.
Esa operación, que esperan ampliar a otros productos, les permiten una gestión directa, sin otros intermediarios, un modelo que se adapta bien a lo que la familia Mbappé quiere.
El control cubre también la propia imagen del futbolista. Mbappé gestiona directamente sus redes sociales, pero lo hace con la misma sensatez con la que habla en las ruedas de prensa. No se le conoce una metedura de pata.
Tal es así, que las revistas del corazón han decidido dejarle por imposible. Le prestaron un romance con la hija de Estefanía de Mónaco y luego otro con Miss Francia 2017. Pero como ni acude a fiestas, ni se deja ver en público, ni había nada para alimentar los rumores, acabaron por centrarse en otras presas.
“Es un chico ejemplar. Tiene un sentido de la responsabilidad sorprendente para su edad”, asegura la directora de la revista del corazón “Closer”, Laurence Pieau, que no se hace ilusiones con tener la exclusiva de su primer romance serio porque “lo comunicará él mismo” a sus más de 20 millones de seguidores en las redes.
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